Me he dado cuenta de que no soporto la sobrexplicación dialéctica en narrativa. No sé ni siquiera si existe el concepto como tal, pero vendría a ser esa técnica, totalmente prescindible, mediante la que el autor nos pretende explicar algo relacionado con la trama a través de conversaciones inverosímiles entre personajes.
El Bosque Oscuro, segunda novela de la Trilogía de Los Tres Cuerpos, de Cixin Liu, es uno de sus máximos exponentes. Se trata de más de 600 páginas convertidas en una oda a esa sobrexplicación dialéctica.
Dos terceras partes de la novela son absolutamente irrelevantes, resumibles probablemente a una centésima parte sin perder valor para la historia. Los bandazos argumentativos son enormes, las conversaciones, tediosas hasta el sopor y la evolución de la novela y de los personajes, inexistente.
Con más de la mitad de la novela cumplida sigues sin entender la mayoría de situaciones y anhelas que su desenlace te permita comprenderlo todo. Pero no es así.
A diferencia de los grandes maestros de la Ciencia Ficción, a Cixin Liu se le ven las costuras desde casi el comienzo.
El último tercio consigue alcanzar cierto ritmo y los eventos se precipitan, pero la historia lleva ya páginas herida de muerte y no hay forma posible de revivirla.
Hay tantas situaciones absolutamente inverosímiles, algunas completamente absurdas, que no ha habido una sola vez que no haya sentido como la novela me empujaba fuera de sus páginas.
Donde muchos ven revolución en la ciencia ficción yo solo he podido reconocer un batiburrillo de referencias a otros autores, una mezcla insalubre de conceptos científicos con los que cimentar una historia que se cae a pedazos y unos personajes tan vacíos como el camino que pretenden recorrer.
Una absoluta decepción.
Nota: 3/10
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