El miércoles por fin tuvimos la oportunidad de visionar la secuela de Sherlock Holmes dirigida por Guy Ritchie.
Esta nueva edición de las aventuras del famosísimo detective inglés nos llevarán a un enfrentamiento abierto y sin miramientos entre nuestro querido Mr. Holmes y su archienemigo y alter ego: el Profesor Moriarty.
Como si de una auténtica partida de ajedrez se tratase, con movimientos milimetrados, veremos que Sherlock Holmes también sabe sufrir, también ha aprendido a perder un poco para ganar quizá más y sobretodo, sigue teniendo esa capacidad de predicción y análisis exhaustivo que tanto le han servido para convertirse en una estrella.
La película en sí mantiene las líneas de su predecesora con una imagen de época muy lograda y con una rapidez de escenas en algunos momentos muy viva. Sin embargo repite errores ya conocidos: su extensión (dura más de 2 horas) pueden convertirla en algunos momentos en algo previsible y aburrido.
Pero por encima de todas estas cosas la película se sustenta en 3 pilares que la convierten en una obra para disfrutar y que paso a listar:
- Robert Downey Jr.: Piedra filosofal de la película, sobre él recae la mayor parte de la intensidad interpretativa. Una maravilla. Como siempre.
- Jude Law: El contrapunto. Capaz de mantener un poco de cordura en los desmadres que se producen en la historia. Representa el valor de la amistad por encima de la locura del amigo.
- La banda sonora: Aquí quiero hacer un especial hincapié. Adoro la banda sonora de las dos películas. Encaja prácticamente a la perfección en cada una de las escenas y hace que la película adquiera esa velocidad tan característica. De 10.
Por lo general estamos hablando de una de esas películas que se deben ir a ver al cine para disfrutarlas. Así que sí, esta os la recomiendo.
Nota: 7.5/10
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