Si algo no es Jujutsu Kaisen es una serie de lucha entre hechiceros y maldiciones. O quizá más bien, no es sólo eso.

Reducir una serie tan completa a la eterna lucha entre el bien y el mal es hacerle un flaco favor a uno de los mejores animes de los últimos tiempos.

Es evidente que, en la superficie, puedes quedarte con eso. El enfrentamiento entre esa humanidad a la que nos aferramos y aquellos monstruos a los que les negamos ningún vínculo. Pero Jujutsu Kaisen es también un ejercicio de reflexión acerca de los demonios propios, acerca de la batalla interna de un adolescente que se encuentra en la encrucijada de no saberse héroe o villano.

Sobre esa base, la serie desarrolla una amalgama poderosa de personajes que te acompañan en una narrativa épica y muy bien estructurada. Nada es superfluo y hay poco de exceso en sus dos primeras temporadas y en su OVA.

Yuji Itadori es ese adolescente empeñado en enfadarse consigo mismo, incapaz de encontrar algo que le apasione en la vida y que no se reconoce en ninguno de los posibles futuros que le brinda su realidad. Es un héroe sin mística que en su búsqueda de respuestas encontrará a Satoru Gojo, sin duda el personaje en mayúsculas de la serie.

Gojo es una brújula extraña en este viaje. No sabes si lleva tiempo estropeada o si todo obece a un plan superior, pero arrastra de una forma visceral al espectador a su mundo. Esconde mucho más de lo que muestra, pero intuyes que tras esos ojos reside un poder descomunal.

Con ellos, como digo, Jujutsu Kaisen despliega un conjunto de personajes secundarios tan complejo como atrayente, tejiendo una intrincada historia que los termina conectando a todos y dejándote tras sus más de 40 episodios con ganas de mucho más.

Maravillosa.

Nota: 9/10