Llevo ya mucho tiempo insistiendo que para mi el cine se trata de contar historias. Las formas, el continente, es importante, no lo niego, pero lo que de verdad redunda en el sabor que uno tiene al terminar de ver una película es el contenido.
Ayer tuve la oportunidad de ver la última película dirigida por Paco León, Kiki, el amor se hace..
Estamos ante una película ligera, de estas de consumir en cualquier momento, pero no por ello en absoluto desdeñable. Divertida, desenfadada, la última propuesta del actor de Aída convertido ahora en director es una de esas historias (o más bien suma de historias en este caso) que no cuesta nada digerir. Y además, por el camino, no sólo entretiene sino que también arranca carcajadas en bastantes momentos.
Kiki, el amor se hace, es un relato acerca de las relaciones, todas, las amorosas, las sexuales, las de todos los colores, con el sabor dulce del que pretende transmitir la idea de que mientras todos disfruten, todo termina valiendo.
Con actores bastantes conocidos, con un Paco León otra vez a la altura de las circunstancias y con una Candela Peña increíble, la película pasa con nota el corte, haciendo que los espectadores identifiquen mucho y descubran otro tanto acerca del sexo y las relaciones de pareja.
Mención especial para la banda sonora, perfectamente integrada, y con momentos musicales de grandísima altura que ayudan a que, en global, la película sea una de esas que no me cueste nada deciros: ved la película, yo salí del cine con una enorme sonrisa.
Nota: 6.5/10