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Crítica: Coco (2017)

Coco (2017) es la última gran producción conjunta de Disney y Pixar que, a buen seguro, hará disfrutar a pequeños y grandes de la maravillosa creatividad de la fábrica de los sueños americana.

Se trata de otra de esas pequeñas grandes joyas que ya atesoramos en nuestra biblioteca cinematográfica.

Ambientada durante la celebración del Día de los Muertos en México, nos cuenta la historia del pequeño Miguel, heredero de una familia de zapateros, cuyo amor por la música puede costarle más de un disgusto con una familia completamente en contra de la creatividad musical.

Mezclando de una forma magistral realidad y el mundo de los muertos, Coco es una historia de balances entre los sueños por conquistar y la familia.

Una factura visual incomparable

Pixar ha vuelto a hacerlo, se ha vuelto a superar a si mismo con una producción visual a la que se le quedan cortos todos los adjetivos. Es la primera vez que me deja sin palabras un renderizado en una sala de cine: los primeros planos de la cara de Miguel o la reproducción de las arrugas de Mamá Coco, son de un nivel tal, que no recuerdo haber visto nada que se le acerque lo más mínimo en ninguna otra película de animación.

Si a estas condiciones técnicas sin rival, le sumamos una puesta en escena que rezuma creatividad por todos los costados, tenemos el cóctel perfecto para una sesión de palomitas y buen cine que disfrutar.

Un guión redondo

La historia de Coco tiene elementos muy empleados en la historia del cine junto con algunos novedosos. Últimamente, tanto Disney como Pixar se están aficionando a salirse ligeramente de la senda establecida en los cánones de las películas para los más pequeños. En Coco hay confrontación, hay malos, buenos, pero existe también esa zona gris que deja margen para la reflexión.

Lo interesante de este tipo de producciones es que se alejan del ya caduco modelo dual del bien contra el mal, entrando, de manera muy superficial eso sí, en el terreno de la relatividad. Disney y Pixar, sorprendentemente, ponen en Coco la contraposición de dos culturas fuertemente opuestas: la individualista, más propia de Estados Unidos y la Europa del norte, frente a la colectivista, arraigada en América del Sur y en la Europa mediterránea. Y digo sorprendentemente porque en Coco hay una clara vencedora de esa lucha en la que llevamos años inmersos: los valores de la familia, del grupo social terminan por imponerse a esos sueños de grandeza, a ese concepto tan occidental del «éxito».

La película refuerza mucho dos conceptos nucleares de las culturas más colectivas: el arraigo y las relaciones sociales y se aleja mucho del estereotipo de que el sentido de la vida lo da la fama y el éxito.

Curioso también el hecho de ensalzar la cultura mejicana justo en el momento en el que las relaciones entre México y Estados Unidos no atraviesan su mejor momento.

Una banda sonora fabulosa

A todo lo dicho hay que añadir una banda sonora de diez. Canciones mejicanas con un ritmo brutal, con unas letras maravillosas, terminan por darle el punto perfecto a una película que se agranda a cada instante.

Otro exitazo

Aunque queda lejos de «Del revés» en cuanto a contenido y mensaje, Coco (2017) es otra obra maestra de Pixar. Una más que añadir a su ya interminable lista de éxitos rotundos en la gran pantalla.

Se hace tan obligatorio verla en el cine como tenerla en Blu-Ray/DVD en cuanto esté disponible.

Nota: 9/10

Crítica: Del revés (Inside Out)

Si todavía crees que el cine esconde magia entonces Pixar es nuestro Merlín moderno.

No contentos con la revolución que supuso Toy Story, con lo divertida que fue Monstruos SA, con las pequeñas grandes joyas que nos brindaron con Up, Ratatouille o la maravillosa Toy Story 3, llegan ahora y nos vuelven a dejar sin palabras con Del Revés.

Del Revés (Inside Out) es, para mí, sencillamente la mejor película de Pixar. Con esto está dicho todo.

Habrá gente que la tenga algunas posiciones más abajo en la lista porque Pixar se ha encargado de desarrollar un imaginario con el que hemos construido nuestros sueños muchos de nosotros. Pero con Del Revés han vuelto a coger la rueda y en un juego de prestidigitación magistral han cuadrado el círculo.

Es tan redonda, está tan tremendamente cuidada en los detalles, tan inmensa en su contenido que su hora y media de metraje es una auténtica delicia para los sentidos.

El argumento

La historia se basa en Riley una jovencita de 11 años que empieza a sufrir una serie de cambios cuando sus padres deciden mudarse a otra ciudad dejando atrás su vida. Aunque, en realidad, no es ella la protagonista de la historia sino sus emociones.

Las cinco emociones básicas: Alegría, Tristeza, Miedo, Asco e Ira, son aquí las importantes. Su evolución a partir de los cambios que sufre Riley va asociada a una estupenda historia de aventuras que involucra a muchas de las partes de nuestro cerebro y que muestra de una forma tan divertida como increíblemente bien documentada cuál es su función en la definición de nuestro comportamiento o de nuestra personalidad.

Mucho más que una película de animación

Lo grandioso de Del Revés no es su cuidada estética, ni siquiera es su tremendamente bien fundamentada base científica, lo auténticamente maravilloso de esta película es su guión: una odisea con las emociones de protagonistas mediante la que el espectador se sumerge en su propia mente. Indagando, al compás de las divertidas aventuras de las emociones de Riley, el por qué de las cosas, la razón de existir de los distintos colores con los que vemos la vida.

El film va masticando una idea, como el que disfruta de un bocado suculento, demenuzando y saboreando sus matices para terminar con una explosión en uno de los finales más emocionantes y emocionales que recuerdo.

El truco, si es que lo hubiera, está en que el espectador se identifica de una forma tan clara, simple y honesta con esas emociones que es imposible no dejarse llevar.

Cine familiar

Si la definición exacta de cine familiar es la de cine para toda la familia, entonces Del Revés es el máximo exponente del cine familiar en la historia del celuloide.

Cine para los más pequeños pues las aventuras de la energética Alegría, la apesadumbrada Tristeza, el divertidísimo Miedo, la especial Asco o el terremoto de Ira conseguirán entretener y de qué manera a los peques de la casa.

Cine para los no tan pequeños porque Del Revés es una verdadera historia de descubrimiento, de viaje iniciático por el mundo de las emociones hasta llegar a comprender la complejidad de las mismas con el pasar de los años. Una demostración tridimensional que nos dice que aquella sensación de que cuando éramos más pequeños las cosas eran más sencillas no se aleja tanto de la realidad.

Clásico del cine

Del Revés va a ser de esas películas que tienes en la estantería y que una tarde de domingo decides volver a ver por trigésimo cuarta vez. Una historia que mis hijos disfrutarán sin lugar a dudas porque no sólo se divertirán sino que entenderán que toda emoción juega su papel en el desarrollo de nuestra personalidad. A todas y cada una de ellas hay que tenerles el cariño y el respeto que se merecen, apreciarlas en su justa medida, entenderlas y aceptarlas.

Porque al final de eso se trata, la verdadera felicidad se alcanza cuando conseguimos alcanzar el equilibrio emocional.

Gracias Lasseter por esta pequeña gran maravilla que nos has brindado.

Nota: 10/10

Crítica: Frozen

Cuando en los títulos de crédito ves que el productor ejecutivo es un señor llamado John Lasseter entonces las cosas empiezan a cuadrar.

Frozen (2013) es el lavado de cara más profundo y exitoso que he visto por parte de Walt Disney desde aquella maravilla de la técnica y la creatividad que fue Toy Story.

Porque seamos sinceros, últimamente, entre los coches que no son coches, los caracoles que quieren serlo, las avionetas que se parecían mucho a los coches y unos monstruos a los que les acaba de salir acné, el mundo de la animación había salvado los muebles gracias a segundas partes que mantenían, que no mejoraban, lo visto hasta entonces.

Si dicen que la esperanza es lo último que se pierde en lo que respecta al mundo de la animación la realidad pintaba peligrosamente pesimista.

Esas maravillosas producciones con las que Pixar, Disney o DreamWorks nos asombraban parecían ya relegadas al recuerdo de tiempos mejores.

Con Frozen sin embargo, han retornado a la senda correcta, irrumpiendo otra vez con la fuerza de la creatividad y la capacidad innovadora y reinventándose en un interesante juego de luces y sombras.

Un argumento creativo

Disney siempre se ha caracterizado en muchas de sus producciones por lo políticamente correcto y los finales edulcorados. Con Frozen parece que están buscando explorar otros caminos y el resultado se sostiene.

No os desvelaré la trama porque tiene sus giros interesantes pero baste decir que no es una película convencional.

Gran parte del éxito de una producción de animación, al igual que en el caso de un videojuego, lo tiene más allá de sus bondades técnicas la historia que se nos pretende contar. Frozen es una buena historia que permite sobre ella construir un imaginario potente. Y en ella reside una de sus grandes virtudes.

Mantiene la esencia

A pesar de esa divergencia narrativa, es una película de Disney y tiene todos y cada uno de los componentes que una película de Disney debe tener. Humor, amistad, amor, maldad, lucha entre el bien y el mal, etc., harán que pequeños y no tan pequeños disfruten de lo lindo con esta producción.

No olvidemos que esta basada en uno de los cuentos del genial y prolífico Hans Christian Andersen.

Mejores niveles técnicos

Si que he de reconocer que he observado un salto cualitativo en cuanto a la calidad ténica de la película: tanto las expresiones faciales de algunos de los personajes como algunos de los entornos han despertado mi sincera admiración. Obviamente, y volviendo a la comparación que he hecho al principio, no estamos hablando de un salto de las proporciones que tuvo el de Toy Story, pero al menos se percibe un notable avance.

Una buena película

Si a todo esto le sumamos una banda sonora más que fantástica y una canción principal (ganadora de un Óscar) acompañada por algunas francamente espectaculares, tenemos un resultado final redondo, completo y que llevan a esta última obra artística de Disney a compartir estante con los grandes clásicos del gigante de la animación.

Nota: 8.5/10.