Hoy han salido en mi pueblo los resultados de las becas que ha puesto en funcionamiento la Diputación valenciana para «promover» el empleo entre los jóvenes de la comunidad.
Vamos a dejar a un lado los posibles «chanchullos» que cada ayuntamiento haya podido tener en cuenta a la hora de otorgar dichas becas a una u otra persona y voy a hacer una reflexión de otro tipo.
Cuando uno lee las bases [enlace a las bases (PDF)] se percata de un hecho cuanto menos curioso que ha llamado poderosamente mi atención.
En el apartado de méritos las puntuaciones se otorgan en función de:
– Nota media (hasta 2 puntos)
– Curso en el que se encuentra (hasta 1 punto)
– Adecuación al objeto de las diferentes becas (hasta 5 puntos)
– Cursos específicos (hasta 2 puntos)
– Discapacidad (hasta 2 puntos)
Si analizamos que dentro de esta convocotaria pueden acceder todos aquellos que estén actualmente cursando una diplomatura, una licenciatura o un ciclo de formación profesional (independientemente del grado) nos encontramos ante una situación de clara y humillante desventaja para los estudiantes de carreras universitarias.
Trataré de explicarme.
Sin la intención de menospreciar en absoluto lo que un grado de formación profesional puede aportar, es evidente que la dificultad que entraña la consecución de una diplomatura o una licenciatura es bastante mayor. Esto se ve reflejado incluso en las pruebas de acceso a la universidad (PAU) en las que, en la mayoría de carreras, se requiere una nota mucho más elevada si se proviene de ciclos formativos que si se accede por selectividad.
Así que nos encontramos en la situación de que las personas que estén cursando algún ciclo dispondrán, en su mayoría, de una nota media superior a los que estén cursando una carrera universitaria (2 puntos del ala).
El siguiente punto es también otro regalo. Una diplomatura nos cuesta, al menos (y en el mejor de los casos) 3 años como mínimo. Para qué hablar, pues, de los 5 ó 6 años que se tarda en realizar una licenciatura. En cambio, los módulos (medio o superior) se colocan en 2 años, luego la probabilidad de estar «en el último año del módulo» está a años luz de estar en el último de una carrera universitaria.
Y ya por último. La madre del cordero. «Adecuación al objeto de las diferentes becas». ¡¡ Ahí es nada !!. Si a cualquier persona de a pie le preguntan qué persona dispone de una «adecuación» a un trabajo práctico mayor y debe elegir entre una persona que se ha pasado 5 o 6 años metido en una biblioteca estudiando conceptos frente a una persona que se ha pasado tres cuartas partes de su formación haciendo prácticas en una empresa la respuesta no alberga duda alguna.
Todo esto, como no podía ser de otra forma, se ha visto reflejado en los resultados, teniendo éstos un índice de personas que están cursando un módulo muchísimo mayor que los que están cursando estudios superiores.
En conclusión: estas becas que ha puesto en marcha la señora Diputación valenciana son, en pocas palabras, un tremendo insulto a todos aquellos estudiantes de carreras universitarias que han visto ya no equiparados sus estudios a los de un ciclo, si no puestos por debajo de los mismos. Esta es, por tanto, la forma que tiene la Diputación de promover el empleo entre los jóvenes y de dar opciones de futuro a universitarios que están finalizando sus carreras.
Gracias Milano bonito.
Aclaración: Me gustaría dejar claro que yo no he solicitado en ningún momento ninguna de las becas de la Diputación.