Llega el momento de la verdad. Mucha gente nos dice a los estudiantes que no hay mejor vida que la que estamos viviendo, que dentro de unos años echaremos de menos cada uno de los días que pasamos siendo universitarios.
Que gran mentira.
No digo que se pueda estar mejor que nosotros trabajando de 8 a 20 todos los días. Que no deje de ser cómodo el tener que centrarse en estudiar única y exclusivamente. Pero lo que si que es cierto es que si no eres una persona sumamente planificada (cosa que obviamente no soy yo), cuando Junio se acerca los agobios se multiplican y aparece el miedo.
Miedo al fracaso.
Porque lo que se presenta ante tus ojos no son exámenes, son pruebas de fe, actos donde la cabeza fría, la creencia en uno mismo y en sus posibilidades juegan un papel importantísimo.
Creer en ti. Confiar en tus posibilidades. Ser consciente y asumir que eres capaz de conseguirlo. Si en un examen no vas con esa idea rondando la cabeza, a estas alturas, estás completamente perdido.
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