Eso ha sido lo que le bastó al pedazo de jugador que tengo como compañero de telemática para ganarme (o más bien destrozarme) jugando al ajedrez.
Cuando haces cualquier cosa junto a una persona que sabe lo que está haciendo, que controla, te das cuenta como cada movimiento, por pequeño e insignificante que pueda parecer, tiene algún objetivo. En esta vida, como en el ajedrez, hay muy poco de azar y mucho de saber jugar.
Porque no es lo mismo aquel que sabe lo que quiere, tiene claro lo que busca y te mata al rey moviendo sólo 12 veces, que aquel cuyo único objetivo es morir dignamente.
David, te presento mis respetos.
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