Hablar de Toy Story es hablar de la historia reciente del cine moderno. Se trata de la primera película que se desarrolló íntegramente en 3D en un estudio. Luego vendrían un sinfín de producciones que darían lugar a una rama muy lucrativa para los estudios de cine.
Toy Story 3 venía precedida de dos sensaciones muy distintas: por un lado se trataba de la tercera parte de una obra maestra, realizada por esos magos de la informática y el modelado como son Píxar. Por otro lado, después del desencanto de Toy Story 2, de Shrek 3D o similares, también la acompañaba una sensación de precaución.
Pues bien, Toy Story 3 no sólo cumple, sino que derrocha. Es buena en todos los aspectos: el guión, insuperable, la calidad técnica, a la altura de lo esperado, la música, perfecta y así podría pasarme el rato baboseando encima de la que se va a convertir, sin lugar a dudas, en otro clásico del cine.
Toy Story 3 lo tiene todo: acción, emocion, aventura, sentimientos, humor. Y está tan sumamente bien realizada que el espectro del público que puede verla es amplísimo: desde los críos de 5 años hasta los mayores de 50.
Una trepidante historia de cómo unos juguetes deben fugarse de una cárcel repleta de guiños, de recuerdos y sobretodo de mucha emoción.
Debería ser obligatorio verla al menos una vez en la vida.
(5/5)
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