Un buen amigo siempre me echa en cara que escriba las reseñas o las críticas justo tras haber leído/visto una obra. Según él debería esperar al menos 24 horas para poder evaluar con cierta perspectiva aquello que acabo de ver. Si no lo hago, según él, tiendo a beneficiar excesivamente lo que critico.
Bien, han pasado más de 24 horas desde que terminase Bajo la misma estrella, de John Green. Si hace poco más de un día habría dicho que es una maravilla de libro, ahora, con un poco más de calma, lo reafirmo.
Es una pequeña joya literaria.
No es una obra magna. No pasará a la historia por ser un libro que revolucionase el género o por convertirse en una novela de referencia. Es una joya porque te llega al corazón desde la primera de sus páginas. Te conviertes en el confidente de una jovencita descarada y llena de vitalidad, Hazel Grace, y vives con ella, a través de ella en cada una de sus páginas.
Más allá de la genial historia que nos relata, Bajo la misma estrella es un libro de detalles escondidos, de frases que calan hondo entrando sin llamar, de sensaciones que percibes como reales.
Y no es fácil leerlo. Porque no se trata de un libro de superación contra una enfermedad. De héroes adolescentes. Es un libro que pretende mostrarte la realidad como es, sin edulcorantes, sin buscar la lágrima fácil, el suspiro fingido. Y al ser así a veces duele. Porque la vida es así, un claroscuro donde quizá hay más sombras que luces y que, sin embargo, por un instante, por un sólo momento en la inmensidad de un tiempo eterno, merece la pena.
Me cuesta explicaros las mil y una razones por las que os recomiendo que os leáis esta estupenda novela, así que en lugar de eso os dejo con dos cosas: una cita y un consejo, en una sola frase:
Algunas veces lees un libro, sientes un extraño afán evangelizador y estás convencido de que este desastrado mundo no se recuperará hasta que todos los seres humanos lo lean. (Bajo la misma estrella).
Nota: 9/10
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