Desde hace ya unos cuantos años la saga de Elric el Albino, Rey de Melniboné, había aparecido en muchas de las listas de éxitos o de recomendaciones de literatura fantástica que había podido ojear.

Finalmente terminó siendo el último libro que me leí en 2013.

Sin ser una obra extensa, este primer volumen de la saga nos introduce al gran protagonista de la historia: Elric, emperador de Melniboné, un reino poblado por seres con poderes mágicos y que vive unos años de lenta pero inexorable decadencia. Erigido emperador por herencia dinástica, se trata de un ser especial para su estirpe: es albino y además pretende hacer las cosas diferentes.

Su alter ego, su mayor enemigo, es su primo Yrkoon, que aspira al trono de Melniboné y que representa la corriente continuista y más reaccionaria del reino. Yrkoon odia profundamente a Elric y trata de ponerlo en ridículo en cuanto se le presenta la menor de las oportunidades mientras que urde secretos planes para alcanzar su codiciado puesto de poder.

Por último tenemos a Cymoril, hermana de Yrkoon, una de las más bellas nobles de Melniboné. Ella y Elric, como cabría esperar, están profundamente enamorados.

Con estos personajes, el primer libro nos sirve de introducción al mágico reino de Melninboné con unas cuantas pinceladas de sus costumbres y tradiciones.

Como podéis ver, se trata de una literatura fantástica de corte muy tradicional salvo por el hecho de que Elric representa precisamente los valores de un antihéroe: débil y con una autoestima casi inexistente, deberá enfrentarse a sus miedos y a sí mismo para poder superar las pruebas que se le presenten.

Es una lectura bastante ligera, no alcanza ni de lejos la profunidad narrativa de otras obras del mismo género, pero resulta interesante de leer y, en definitiva, se disfruta de su historia.

Nota: 6/10