La llegada de las nuevas tecnologías ha supuesto una mejora sustancial en nuestra calidad de vida. Disponemos cada vez de más elementos que nos permiten disfrutar de sensaciones y experiencias allá donde vayamos.
Pero con esta evolución han aparecido una serie de inconvenientes asociados al desarrollo natural de la tecnología.
Actualmente nos encontramos con que existen distintos tipos de dispositivos, con distintas funcionalidades, distintos tamaños y distintas ubicaciones. Junto con esta amalgama de aparatos nos aparece la barrera de la intercomunicación entre ellos.
Pese a que se están dando los pasos adecuados hacia una infraestructura de red única, todavía estamos en pañales (y más en España). No obstante, ya es un buen momento para irse planteando la implementación de soluciones integrales que incluyan todo tipo de dispositivos, que sean compatibles con todos ellos y que, además, nos permitan la interacción de los mismos.
El futuro, sin lugar a dudas, está en el desarrollo de aplicaciones integrales y una buena muestra es el rumbo que han tomado las operadoras de telecomunicaciones ofertando lo que comunmente se denomina «cuádruple play»: televisión, teléfono, móvil y acceso a internet.
Todos para uno, y uno para todos.
Quizás sea la máxima más importante en la primera parte del siglo XXI.
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