Cuando en una sociedad occidental se habla de anime existen, por lo general, dos prejuicios muy extendidos. El primero mantiene el siguiente razonamiento: son dibujos, los dibujos son para niños, el anime es de niños. El segundo, quizá incluso más extendido es: es algo raro que viene de Japón, todo lo que huele a japonés es de frikis, el anime es de frikis.
Fullmetal Alchemist Brotherhood es anime, pero, más allá de eso, es una obra de arte. Una verdadera joya argumental y artística.
Ambientada en un mundo alternativo con una sociedad similar a la de finales del siglo XIX y principios del XX donde existe un poder sobrenatural denominado alquimia que permite la transmutación. Fullmetal Alchemist narra la historia de dos hermanos, Edward y Alphonse Elric y de su intento de encontrar la piedra filosofal.
Se produjo una primera adaptación del manga original creado por Hiromu Arakawa, conocida como Fullmetal Alchemist [2003] que si bien es realmente interesante, presenta una deriva argumental alrededor de la mitad de la misma que hace que no coincida con el manga. Precisamente fue este uno de las razones que motivó la creación de una nueva adaptación, esta vez mucho más fiel al original: Fullmetal Alchemist Brotherhood [2009].
Entrando un poco en materia y hablando propiamente de ésta última, nos encontramos ante una serie de 64 capítulos en los que se hilvanan de forma milimétrica un cuidado argumento que gira entorno a la búsqueda de la verdad y los pecados de los seres humanos. Es complicado sacar algo más sin romper alguno de los detalles que esconde la serie, algo que sería verdaderamente imperdonable.
Argumento impecable, producción superior.
La mayoría de producciones de animación japonesas, tanto películas como series, se caracterizan por algo: la calidad. Fullmetal Alchemist Brotherhood supera la media. Cada uno de los 64 capítulos muestran una perfecta consonancia entre dibujo, banda sonora e historia.
Por sacar algún pero podría decirse que la última fase de la serie, tal vez los últimos 15 capítulos, adolecen de alguna que otra falta de ritmo en momentos puntuales. Pero esto también puede explicarse si entendemos el ansia que llega a sentir uno por conocer más sobre el desenlace de su historia.
No es sencillo valorar algo que difícilmente tiene comparación. Reconozco que mi bagaje en el mundo del anime es más bien limitado pero estamos hablando de una serie que está situada en la mayoría de tops de anime codeándose con producciones de la talla de Elfen Lied, Death Note, One Piece o Cowboy Bebop.
Y volviendo al inicio, respecto a esos dos prejuicios tan extendidos: queda bastante claro que el anime no se trata de algo dirigido exclusivamente al público infantil por un lado. Por otro, si somos capaces de saltar esa extraña barrera que nos produce rechazo a algo por ser distinto, nos encontraremos ante un mundo de alternativas verdaderamente espectaculares.
Leía hace poco por internet:
«Fullmetal Alchemist Brotherhood ha sido la única serie que me ha hecho reir hasta doler, llorar hasta no poder más y un abanico enorme de emociones más, durante el tiempo que dura un episodio».
Supongo que eso lo resume bastante bien.
Obligatorio verla al menos una vez en la vida.
Os dejo con un par de sus maravillas musicales:
http://www.youtube.com/watch?v=qJ3n55Y2hsk
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