Blog personal de Sergio Madrigal donde encontrar textos sobre ciencia y tecnología, psicología, cine y literatura y quizá alguna cosita más.

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Propósitos para 2024

Otro año termina.

Así de simple. 365 días después, aquí otra vez, intentando hacer el ejercicio de mirar hacia atrás y ser mínimamente honesto conmigo mismo.

Y, cómo ya dije hace un año: Los propósitos de año nuevo son una quimera y un arma de doble filo que lo mismo que nos divierte se puede convertir en una verdadera frustración vital.

Así que frente al papel en blanco, y con la lista de este 2023 en el cogote, me dispongo a enfrentarme al Sergio de hace un año.

Revisión de 2023

Aunque escribí la lista el 31 de diciembre de 2023, hice una pequeña revisión en Abril. La intención era continuar 3 meses después, pero bueno, ya conocemos las buenas intenciones.

Hoy me centraré en esa lista revisada, porque traté de ser más realista y más conciso y me vino bien para acotar mis expectativas:

Objetivos para 2023

  1. Leer 15 libros (~1/mes) ✅
  2. Publicar 24 posts (2/mes) ❌
  3. Hay 4 series que quiero empezar y terminar
  4. Quiero obtener 3 Certificaciones.
  5. Hacer deporte 2 veces a la semana. / Bajar a 80kg.
  6. Terminar el libro de Latín. 
  7. Completar el Proyecto Legendarium. Poner en marcha el Proyecto Alianza Digital.
  8. Viajar a 3 destinos diferentes a lo largo del año.

Visto así, 5 fracasos frente a 3 logros, uno se queda con la sensación de que no ha ido bien.

Pero es cierto que muchos de esos objetivos fallidos se han conseguido parcialmente.

  • He publicado 14 entradas, duplicando las que escribí en 2022.
  • He mantenido una rutina de hacer deporte que, si bien no me ha alcanzado para llegar al objetivo, me ha demostrado que puedo ser consistente también en ello.
  • He completado proyectos web y applicaciones que me han permitido profundizar en el aprendizaje de tecnologías muy interesantes para este 2024.

Por otro lado, dentro de los objetivos cumplidos, este ha sido un año de mucha más lectura (más de 15 libros), mucho viaje (más de 40.000 km recorridos en 3 meses) y mucho, muchísimo aprendizaje.

Así que, en realidad, este 2023 cierra con un balance muy positivo y con la vista puesta en un 2024 que se aventura tan interesante y apasionante.

Propósitos para 2024

Pero aquí hemos venido a jugar. Está claro que esto es un ejercicio que tiene mucho de ficción y poco de ciencia, pero yo siempre he sido un amante de las dos:

Para este 2024, estos son mis propósitos:

  1. Leer 20 libros: Ahora que le he cogido el gusto, y con una lista de pendientes, tanto en físico como en digital, bastante considerable, ha llegado el momento de dar otro pasito adelante.
  2. Publicar 24 posts: Aquí repito, quizá por cabezonería, pero creo que es posible alcanzar un ritmo de publicación en este espacio que me lleve a escribir dos veces al mes.
  3. Retomar el piano (2 piezas): Hay pocas cosas que me eche más en cara este 2023, como de mi total dejadez para con el piano. En 2024 es una de las cosas que pretendo cambiar sí o sí.
  4. Deporte (2 veces semana/82 kg): El camino ya está iniciado, ahora falta asentarse y complementarlo no sólo con el gimnasio sino con salir a correr de vez en cuando. De nuevo, metas asequibles.
  5. 300 contribuciones en mis repositorios: Esta es nueva, pero este año he pasado de 160 contribuciones a 110 en mis repositorios y este 2024 debe ser el año de desarrollar y desplegar los múltiples proyectos que tengo en mente.
  6. Certificaciones (3): No tiene mucho más. Con el cambio de trabajo y los múltiples frentes que he tenido abiertos, me he ido formando de forma paralela a las certificaciones regladas, en 2024 ha llegado el momento de consolidar ese conocimiento.
  7. Multiplicar mis números en internet. Hoy en día hay cada vez más plataformas, más mecanismos que nos permiten comunicarnos y este 2024 pretendo aprender a usarlos (al menos en aquellos que me siento más cómodo) y que eso conlleve más contenido.
  8. Aprender a estar. Llevo mucho, muchísimo tiempo, machacándome con la idea de que vivo 5 minutos hacia adelante, siempre lejos del presente, tratando de vivir en un futuro que no existe. Es un comportamiento aprendido durante años que me impide, en muchos momentos, disfrutar del presente. Y, como todo comportamiento aprendido, se puede desaprender.

Y ya estaría. Ocho nuevos propósitos para un año cuyas cifras suman 8. Poco más voy a pedir.

Hasta dentro de 365 366 días.

¡Feliz 2024!

De finales y principios

Son ya muchos los años que llevo acercándome a este pequeño rincón de mi vida, por distintos motivos, para contarle no sé muy bien a quién las idas y venidas de mi existencia.

Acaba 2022 como tantos otros lleno de historias. Muchas de ellas terminarán diluyéndose por intrascendentes en un mar de recuerdos donde solo flotan aquellos que nuestra caprichosa memoria decide escoger.

Sin embargo, las primeras páginas de este 2023 adquieren un cariz especial al ser las últimas de un capítulo de mi vida.

Hoy digo adios a la que ha sido mi segunda casa estos útlimos 9 años y, como en toda despedida, la expectación por lo que está por venir se mezcla con la tristeza que acompaña a la partida. Los adioses son siempre complejos, mas si cabe cuando te despides de lo que ya consideras parte del relato de tu vida.

Nueve años dan para tantas cosas que se me antoja una tarea imposible resumirlas en estas pocas líneas. Pero sí me gustaría recordar, dentro de unos años, cuando vuelva a leer estas palabras, que disfruté de una aventura apasionante, que no dejé de aprender, que me frustré en los fracasos, pero que supe encontrar mi lugar. Y, sobre todo, que a lo largo de todo este tiempo, di con personas increíbles, no solo en lo laboral, sino especialmente en lo personal, que tienen parte de la culpa de que hoy sea quien soy.

Igual a muchos estas palabras les resulten vacías, eculcoradas y predecibles, pero sé que el Sergio del futuro comprenderá muy bien su significado.

Hace tiempo alguien me dijo que hay veces que hay que escribir más para uno mismo que para el resto y hoy es, exactamente, de lo que se trata.

Sin agallas no hay gloria.

Primeras impresiones: Black Mirror S03

Hace poco Netflix anunciaba a bombo y platillo la llegada a su servicio de la esperada temporada 3 de Black Mirror.

Black Mirror es una serie un poco atípica.

Producida en el Reino Unido, sus dos primeras temporadas eran de tan sólo 3 episodios cada una, de alrededor de una hora por capítulo.

Eran historias autoconclusivas que tenían como eje conductor común el centrar su argumento en un futuro relativamente cercano y una realidad acorde con él. Un mundo plausible, a medio plazo, en el que la humanidad progresaba, la tecnología avanzaba y la sociedad se adaptaba a ello. 

Lo interesante de las dos primeras temporadas era que la práctica mayoría de los episodios inducían al espectador a reflexionar acerca del progreso, de la dirección que la sociedad podría estar tomando y de su participación como individuo en ella.

La tercera temporada: un inicio interesante.

Cuando Netflix anunció la disponibilidad de la tercera temporada me lancé a por ella. El primero de los seis episodios que consta esta serie, titulado “Caída libre”, me entusiasmó al principio: un análisis muy certero acerca de la superficialidad a la que nos están abocando las redes sociales y su posible influencia en la vida real y en cómo ésta se articula.

Cierto es que el capítulo se fue un poco de madre y el final terminó por no redondearlo, pero fue una buena primera toma de contacto. La serie apuntaba maneras.

Un desarrollo pobre e inestable.

Sin embargo, mi gozo en un pozo. He visto ya los tres episodios siguientes y, la verdad, es una temporada decepcionante.

Tanto el segundo como el tercer episodio son del todo lamentables: carecen del espíritu original de la serie. Uno no reflexiona absolutamente nada con ellos. A veces hasta se siente un poco perdido intentando entender si encierran algún tipo de mensaje escondido, pero no. Son simples, planos y sin alma.

El cuarto parece que remonta un poco, aunque vuelve a perderse en caminos a ninguna parte, terminando, otra vez, la faena a mitad.

Un futuro incierto

Me quedan los dos últimos, un pequeño hilo de esperanza. Tal vez con ellos la serie termine la temporada de una forma digna, pero no albergo demasiadas ilusiones. Quizá había demasiadas expectativas puestas sobre ella. Tal vez se nos ha hecho demasiado mainstrem.

Lo que está claro es que anda lejos, muy lejos, de la calidad y el nivel de algunas de las maravillas de temporadas anteriores.

Propósitos para 2016

Esto se acaba.

Otro año más nos deja y con él, escritos en nuestra memoria, miles de recuerdos, millones de momentos, cientos de historias que recordar y que olvidar.

Este 2015 se marcha y es momento, en su último suspiro, de reflexionar con la óptica ventajista que da la retrospectiva acerca de aquello que hicimos bien y también acerca de aquello que hubiéramos hecho de forma distinta. De sentirnos orgullosos de nuestros aciertos y de nuestros errores. De mirar al futuro con la ilusión de lo que está por venir.

Los propósitos de 2015

Como ya hiciera otros años, hoy me toca repasar la lista de cosas que me dije que traería consigo este año y enfrentarme a la realidad.
Un año después:

  1. Sacarme el curso de la Universidad limpio.
    ¡Conseguido! Probablemente una de las cosas de las que más orgulloso me siento.
  2. Obtener el CCDA y el CCDP (Esto ya lo dije para 2013, imagina…)
    Casi conseguido Pues mira que este año se ha cumplido a medias. Me he sacado el CCDP (aunque para obtener la titulación completa necesitaría el CCDA).
  3. Escribir un post al día.
    No conseguido. No sé si ponerme reír o a llorar.
  4. Leer 30 libros.
    No conseguido. No sé si ponerme reír o a llorar. Pero más fuerte.
  5. Meditar 1 vez al día
    No conseguido. No hay manera.
  6. Obtener el Practitioner de PRINCE2
    ¡Conseguido! Una certificación más 🙂
  7. Practicar piano al menos 3 veces por semana.
    No conseguido Y eso que en algunos momentos lo he intentado.
  8. Aprender a dibujar
    No conseguido
  9. Dar forma a los tres proyectos que rondan mi cabecita loca.
    No conseguido
  10. Plantar una flor, que florezca y se mantenga radiante.
    Casi conseguido. Está en proceso.

Así que analizando los resultados así por encima parece que he completado un 30% de mis objetivos para este 2015 lo cual, en realidad, no está nada mal. Junto con ellos, otros objetivos que fueron apareciendo por el camino han terminado siendo una realidad este 2015.

Lo cierto es que si me centro en el objetivo real, el que de verdad me impuse hace ya un año, 2015 ha sido un éxito. Me repetí hasta la saciedad que lo importante era disfrutar del camino, de las personas que decidieran compartirlo conmigo, atesorar esos momentos y aprender con ellos a saborear cada paso, cada giro imprevisto, cada novedad inesperada. En eso puedo estar seguro que he cumplido. Si miro hacia atrás, este 2015 ha traído con él personas geniales que han pasado a formar parte de mi vida, de mi día a día. Personas que se han sumado a otras muchas que ya estaban y sin las cuales yo no sería yo. Todos, los nuevos y los no tan nuevos, son los verdaderos culpables de que el resumen de mi 2015 lo represente una sonrisa que a veces se ha convertido en carcajada.

Lo que espero de este 2016

Como al final esto se trata de plantearme objetivos para el 2016, aprovecharé para dejar escrito cuál es mi principal objetivo para este año que entra. Durante este último año he caído en la cuenta de lo importante que es el tiempo. Aprender a administrarlo dedicándoselo a las cosas, a las personas, a los momentos que de verdad te hacen crecer, que de verdad te hacen sonreír, es mi gran reto para este 2016.

Y por último, pero no menos importante, la lista de 2016, a la que me tendré que enfrentar en un año:

  1. Sacarme segundo de carrera limpio. Ya que estamos, por pedir que no quede.
  2. Leer 30 libros. Si, repito. No voy a plantearme alcanzar los 50 como hacen algunos que tiene más tiempo libre que el presidente del gobierno, pero 30 es una cifra redonda.
  3. Hacer muchas fotos. Tantas que tenga que llenar las paredes de mi casa de recuerdos.
  4. Escribir, crear. Ya me da igual cuantos posts, cuantos podcasts, simplemente quiero hacerlo por el mero hecho de disfrutar de algo que me apasiona.
  5. Meditar. Dicen que a la tercera va la vencida. Este es el año.
  6. Aprender. Aprender mil cosas nuevas: matemáticas, programación, redes, desarrollo, gestión de proyectos…
  7. Crear un laboratorio. Siempre he tenido el deseo de montarme algo en casa para hacer pruebas. Este año lo hago sí o sí.
  8. Mi querido piano. Ahora ya no hay excusa, este año toca tocar, sin parar.
  9. Ese pequeño gran proyecto. Ya no son tres sino uno. Uno que cada día que pasa se va haciendo más grande.
  10. Mantener viva a esa flor. Si 2015 fue el año en el que se plantaron las semillas y comenzaron a germinar, 2016 ha de ser el año en que florezca.

Sólo me queda desearos que este 2016 venga cargado de miles de nuevas historias, cientos de momentos, decenas de nuevas personas con las que seguir dando pasos en este camino sin principio ni final. Entre ellas espero estar yo, disfrutando de cada paso con vosotros.

Porque al final:

Quizá todo es estar juntos sólo un rato; ya sea una noche, un año o toda la vida.

Reseña: Mendigos en España

Bajo este curioso título, la escritora Nancy Kress nos propone una intensa y nada desdeñable obra de ciencia ficción.

Mendigos en España centra su argumento en una sociedad de un futuro relativamente cercano dónde los avances en la modificación genética permiten elegir determinados rasgos a los padres con suficiente poder económico.

En esta carrera científica de modificación genética los genetistas encuentran el gen relacionado con el ciclo del sueño. Con ello se plantea la posibilidad de concebir niños sin que tengan la necesidad de dormir.

Keisha Camden será la primera de esta nueva especie de súper humanos.

Como digo, interesante planteamiento que se desarrolla en este primer volúmen de lo que es una trilogía y en el que se ponen sobre la mesa las conductas sociales de los seres humanos en lo que a comunidades se refiere. Con un argumento convincente y unos personajes que van ganando peso conforme el hilo de la historia va desarrollándose, Mendigos en España nos sumerge en una visión de un futuro donde la lucha de clases ha saltado la frontera de la especie.

Muy recomendable.

Una buena idea no es suficiente

Por qué una buena idea no es suficiente.

Vivimos momentos difíciles y es en crisis cuando el ingenio del ser humano alcanza sus cotas más altas.

Esto, en cierto modo, es comprensible. Cuando las cosas funcionan bien nuestro organismo tiende a buscar la estabilidad. Cuando las cosas no funcionan tan bien, necesitamos encontrar una solución.

En la actualidad nos encontramos con que el mundo del emprendedor ha sufrido un considerable auge debido, en su mayor parte, a la delicada situación económica por la que atraviesa nuestro país.

Miles de ideas, buenas, regulares y malas, campan por doquier prometiendo ser la piedra filosofal, el nuevo Yahoo! (a Google ya no le alcanza nadie), la nueva Coca Cola, el nuevo Whatsapp.

Pero ¿es suficiente?

Desde mi punto de vista, no.

Hace falta más que una buena idea.

Las ideas son eso, ideas, entes sin concreción física, imaginaciones, a veces incluso irrealizables, de lo que nuestra mente considera que podría ser realidad. Las ideas hay que ponerlas en práctica y, para ello, más nos vale tener claras algunas cosas.

1. Motivación.

Cuando empezamos cualquier proyecto nuestro depósito de motivación está lleno a rebosar. Nos aseguramos que revolucionará el mundo o, cuanto menos, será un proyecto de éxito.

Ese depósito es finito y con el paso del tiempo los obstáculos del día a día, las frustraciones, las desilusiones y, sobre todas las cosas, la desviación entre la forma que tenía la idea en nuestra cabeza y aquello que estamos dando forma con las manos, hace que ese depósito se vaya vaciando.

Debemos pues tener claro que sin una concreción clara de lo que queremos y la seguridad absoluta sin fisuras de que vamos a lograrlo, es muy probable que ese depósito se vacíe del todo y el proyecto termine por fracasar.

No hay que dejar de creer en la idea, ni al principio, ni después, cuando cueste más creer en ella.

2. El Equipo.

Si tenemos en mente montar una idea con un grupo de personas aquí van algunas recomendaciones.

– Multiárea.
Está claro que muchas veces nos lanzamos a crear algo animados por gente afín y por ende nos organizamos entorno a personas cercanas: amigos, compañeros, conocidos, etc. El problema viene cuando juntas a personas con perfiles muy similares haciendo que el proyecto nazca con carencias importantes.

– Profesionalidad.
Amigos, hermanos, colegas. Todo vale a la hora de empezar con un proyecto. No obstante debemos sentar las bases de un trabajo correcto y profesional y aprender a discernir claramente el trabajo del placer.

– Constancia y Paciencia.
Los inicios son duros y hay que entender que se debe trabajar mucho y muy duro para poder lograr aquello que se anhela. Si todos reman en la misma dirección y con la misma fuerza el barco llegará a buen puerto. Si no es así, el barco se quedará en el mismo punto dando vueltas sin parar.

3. No dejes nunca de moverte.

Este punto es clave. Ve dos pasos por delante, no pienses en lo que estás haciendo ahora, que debes tener claro sino en lo que harás después de acabar lo siguiente que vas a implementar. Mirar hacia adelante es la única forma de no quedarse en el pasado, anclado, sin capacidad de reacción.

Hay mucho más detrás de un proyecto con éxito pero sirvan estas ideas para poner de manifiesto que una buena idea, por sí sola, no sirve de mucho.

Somos frágiles

Quizá con el ajetreo de todos los días, con las prisas por llegar a todo, no reparamos en la fragilidad que nos rodea. Pero de repente suceden cosas, aparecen en las noticias, o quizá nos toca de mucho más cerca, y entonces despertamos de ese ensoñamiento y reparamos en ese inestable equilibrio, en esa delgada línea que separa el orden del caos.

Tal vez sea un enajenado mental que decide consternar al mundo con sus atroces actos. Tal vez una cantante con tanto potencial en su voz como en su capacidad de autodestrucción. Tal vez un vecino, querido, con el que no hace mucho te intercambiabas saludos.

Todas esas cosas suceden, de repente, sin aviso, y te muestran de forma muy realista que la vida sólo la componen los momentos que decides vivir, que decides saborear de verdad.

Y que a veces es conveniente parar y darse cuenta de todo lo que se tiene,

de dónde estás

y de a dónde vás.