Algunos piratas conseguían la inmortalidad por sus grandes crueldades o proezas. Otros conseguían la inmortalidad gracias a la gran riqueza amasada. Pero el capitán había decidido mucho tiempo antes que quería alcanzar la inmortalidad por no haber muerto.

Y por fin me decidí a sumergirme en Mundodisco. No es la primera vez que leo a Pratchett ya que hace un par de años cayó en mis manos «Los pequeños hombres libres», que pertenece a la saga pero de una forma más tangencial y, por tanto, no era excesivamente necesario conocer la historia.

Con «El color de la magia» uno se mete de lleno en el mundo creado por Pratchett: Mundodisco, un disco sobre el que se asientan los continentes y que es soportado por cuatro elefantes a lomos de A’Tuin, una tortuga gigante que cruza el cosmos.

Su lectura se asemeja en muchos aspectos a una montaña rusa en constante movimiento. Rincewind pasa por ser un mago de tercera, que sólo conoce un hechizo y que fue expulsado de la escuela de magos por culpa de una travesura. Junto a él viajará Dosflores, un extraño «turista» de tierras lejanas que sólo busca verse inmerso en las aventuras que ha oído que suceden en la terrible y peligrosa Ankh-Morpork. Todo es una enorme y maravillosa broma. Son aventuras en parajes lejanos, con héroes y villanos, magos y extraños monstruos, pero en realidad es una genial sátira de esos mundos donde sólo existe el bien y el mal. Una broma que tiene gracia, casi siempre.

Pratchett es un escritor fantástico capaz de crear un inmenso e impresionante universo alrededor de personajes con carisma y mucho humor y aún así el Color de la Magia se me ha hecho en algunos momentos pesado. En su conjunto se trata de una lectura amena y divertida pero en determinados puntos de la historia la ironía no es capaz de sustentar el argumento y flaquea. Pierde fuerza, al menos desde mi punto de vista, cuando reitera la búsqueda de la sátira por encima de todo dejando un poco de lado la profundidad narrativa.

No obstante estamos hablando de una saga con una lista interminable de títulos y, para ser el primero, El Color de la Magia cumple muy bien su cometido.

Nota: 6/10