Hace ya un tiempo escribí un post defendiendo el modelo de negocio de Florentino Pérez con el Madrid ante las voraces críticas vertidas por los medios procatalanistas / proculés y por algun sector de la jerarquía eclesiástica (léase el señor Obispo de Barcelona).
Curiosamente no he tenido que esperar mucho tiempo para disfrutar con regocijo del momento de callar bocas abiertas.
Me gustaría, antes de continuar, hacer especial mención a dos personajes (por llamarlos de alguna manera) que abrieron la boca demasiado y ahora van a tener que cerrarla a marchas forzadas.
– Por un lado el que dice ser periodista, subdirector del panfleto Sport, Lluís Mascaró que publicaba el 11 de Junio un artículo bajo el rimbombante títular de Florentino y el inmoral fichaje de CR7. Leyendo esa sarta de «mangarrufas» como diría mi querido Morata, me gustaría ver qué opina ahora del fichaje de Zlatan Ibrahimovic por la friolera de 45 «kilos» + Eto’o + la cesión de Hleb. Operación que el propio Barça ha tasado en 66 millones de euros.
– Por otro, el señor arzobispo de Barcelona. A usted me gustaría dirigirme especialmente y de manera breve. Zapatero a tus zapatos. A dar misa, repartir hostias y dejar lo que no nos concierne en paz.
Pero volviendo al tema central de este artículo. Como ya he dicho, el Barça ha tasado a Ibra en 66 kilos. Un millón de euros por encima de lo que se pagó por Kaká. Ahora, todas esas voces que clamaban al cielo diciendo que era una vergüenza nacional el hecho de que se pagasen cifras de 65 y 93 M€, me gustaría que de forma cuidadosa, tranquila, con cariño, se desabrochasen uno de los zapatos que lleven (me es indiferente el pie) lo cogieran con sumo cuidado y de forma suave, sutil e incluso sensual si lo prefieren, se lo metiesen en la boca.
Porque de bocazas está plagado el mundo, pero los que hace unas semanas echaban por la boca la bilis y litros de espuma a base de criticar el modelo «imperialista» de Florentino y que ahora se dedican a «tocarse mútuamente» por el «pedazo de negocio» que han hecho con Ibrahimovic deberían estar dentro de una categoría a la altura de las circunstancias. La categoría de gilipollas.
Ale, ahora todos calladitos. Que más vale permanecer callado y parecer idiota, que abrir la boca y despejar toda duda.
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