Crítica: Un monstruo viene a verme (2016)

Crítica: Un monstruo viene a verme (2016)

Hoy os traigo un combo de uno de los fenómenos audiovisuales de los últimos meses: crítica y reseña de Un Monstruo viene a verme.

La novela

No siempre hay un bueno. Ni siempre hay un malo. Casi todo el mundo está en algún punto intermedio.

Primero empezaré por la novela, de Patrick Ness, que cayó en mis manos a raíz de la publicidad que estaba teniendo la película.

Argumento

Un Monstruo viene a verme es una novela relativamente corta (rondará las 200 páginas) acerca de la vida de Connor O’Malley. Connor es un joven británico de 11 años que vive una compleja situación: su madre está enferma y sobre él ha recaído la pesada carga de sobrellevar el día a día. Su situación en el colegio no es mucho mejor, lo cual contribuye a dotar a su realidad de una neblina de pesimismo y tristeza.

Inmerso en esa lucha diaria con su madre, Connor sufre noche tras noche una pesadilla que se repite y que trastorna hasta lo más profundo de su alma. Sus miedos condesados en su inconsciente.

Y de repente, en medio de una de esas tormentosas pesadillas, aparece un monstruo.

Ness juega brillantemente con el equilibrio entre lo real y lo imaginario, entre realidad y sueño, para dotar al monstruo de una fina capa de realismo. No es un monstruo común, no se trata de una aparición cualquiera, propia de nuestros miedos infantiles, de los cuentos de la abuela. El monstruo representa algo mucho más profundo. Y es, precisamente, el simbolismo que rodea a ese personaje, lo que imprime en la novela una fuerza considerable.

Es la relación entre Connor y ese monstruo sobre la que Ness cimienta el desarrollo de la narración. Sus largas conversaciones, las historias que el monstruo utiliza como parábolas, ayudan a perfilar la relación maestro-discípulo, el proceso de iniciación. Porque si de algo va esta historia es, fundamentalmente, del paso de la niñez a la edad adulta. De la comprensión acerca de la vida misma cuando las nubes de la infancia se despejan. Cuando se abre el camino hacia la verdad absoluta.

Junto con esto, la novela profundiza en otro aspecto crucial: la relación niño-adulto. Y lo hace desde la perspectiva del niño, de aquel que empieza a comprender pero no le dejan. De un mundo que previene a los niños que no son tan niños de todo contacto con la realidad con tal de protegerlos. O más bien sobreprotegerlos.

Personajes

Conor O’Malley. Protagonista indiscutible. Niño no tan niño pero demasiado niño para ser adulto. Aprenderá demasiado pronto la realidad de la vida misma, de sus dificultades, pero con ello también aprenderá el verdadero significado de amor incondicional. La verdad que esconde en su corazón, la que le atenaza el alma, será la que finalmente le libere y le abra las puertas a la edad adulta.

El Monstruo. El símbolo. El árbol sobre el que las ramas de la historia crecen. Es el catalizador de Conor, la brújula que le indica el norte en la senda hacia a la adultez. Su existencia no queda del todo bien definida dotándole de esa atmósfera de misticismo: ¿es una ilusión? ¿un delirio? ¿una consecuencia? O realmente existe y todos tenemos ese monstruo dentro de nosotros.

La madre de Conor. A pesar de ser un personaje secundario, tiene un papel tan fundamental en la historia como el propio Conor. Es el yang, la cara amarga de la historia. Está enferma y sufre por dos: por ella y por su hijo. Es la relación entre ella y Conor la que dice más en menos.

La abuela y el padre de Conor. Representan, junto con sus compañeros de colegio, el exterior, el entorno de Conor. Algunos opresivos, otros amigables pero distantes y algunos incluso violentos. Es el día a día al que se tiene que enfrentar Conor.

Sensaciones

A veces las joyas literarias vienen envueltas en largas novelas de una saga épica que queda escrita para la eternidad. A veces, como es el caso, son pequeñas historias que tienen mucho más detrás de lo que a primera vista parece.

Un monstruo viene a verme es más que la historia de los problemas de un niño de 11 años y de su madre enferma. Induce a la reflexión acerca de la propia vida. De cuándo y cómo dejamos de sentirnos niños, invencibles, eternos, para comprender la realidad de nuestra existencia. Cuando nos enfrentamos cara a cara a la crueldad de la vida, cuando miramos a los ojos a la injusticia y entendemos que no hay juez que la imparta, que no podemos buscar justificar el dolor porque forma parte inherente de la propia existencia.

Pero también habla de esperanza, de amor y de futuro. Habla de los dos lados de esa moneda que cada mañana lanzamos al aire esperando lo mejor de ella.

E historias así, merecen la pena ser leídas.

Nota: 7/10

La película

Adaptación

Juan Antonio Bayona hace una adaptación de la novela de Ness prácticamente perfecta. No hay peros. Y mira que resulta complicado cuando estamos hablando del paso al celuloide de cualquier obra literaria. La película sigue con milimétrica brillantez la línea argumental de la novela. Especial mención para las escenas que reproducen las historias contadas por el monstruo, de una belleza espectacular.

Interpretación

Si algo importaba a la hora de elegir el elenco, sin ningún género de dudas, era quien iba a interpretar al pequeño Conor O’Malley. La elección de Lewis MacDougall me parece acertadísima. Si la película convence es gracias a su irreprochable actuación.

Junto a él, Felicity Jones en el papel de madre y una fantástica Sigorney Weaver en el de abuela, conforman el reparto principal de la película. Todos con un nivel notable.

Mención a parte tiene el papel del monstruo. Una majestuosa animación en tres dimensiones cuyos dos elementos fundamentales son sus ojos y su boca. La expresividad del monstruo está fuera de toda duda. Y eso lo hace creíble. Tan creíble que el vínculo que une al monstruo y al pequeño Conor se agiganta en cada escena.

Banda sonora y fotografía

Si a todo lo dicho le añadimos una banda sonora que arranca de la piel los pelos para convertirlos en verdaderas escarpias.

Y si además jugamos con escenas pintadas en acuarela, animaciones preciosistas y un juego de luces y sombras durante toda la película, a uno no le queda otra cosa más que rendirse ante la magnífica obra de Bayona.

Sensaciones

La película es un ejemplo maravilloso de como llevar al cine una historia y hacerla todavía más grande. La magia del cine es esta: la de convertir en realidad nuestra imaginación. Si para mi El Orfanato era una obra maestra del cine de terror, Un monstruo viene a verme es una auténtica piedra preciosa del drama. De esas películas que uno sale con el sabor agridulce que dan las historias que no tienen vencedores ni vencidos, en las que no hay buenos y malos.

Porque, y esto es los verdaderamente importante, en la vida real, no los hay.

¿A qué estás esperando para ir a verla?

Nota: 8/10

Una respuesta

  1. […] Bayona es de esos directores que no hace un tipo de cine, sino que hace Cine, como concepto: único y sin […]

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